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¡No me digas, Teodoro!
Una bitácora dirigida a desentrañar si los editoriales de Teodoro Petkoff en el diario TalCual son de una forzada objetividad, de un cinismo descarado o sencillamente son una guachafita

miércoles, septiembre 14, 2005

Más Congestión
Viniendo de alguien que piensa que el destino de latinoamérica es elegir la izquierda "buena" de entre las "Dos Izquierdas" existentes, no deberíamos asombrarnos que Teodoro Petkoff apoye, en su editorial de hoy las expropiaciones basándose en la supuesta "función social de la propiedad", pero sinceramente hoy se fue de palo.


Tengo la tesis de que Teodoro (si es que está pensando en lanzarse a la presidencia) pretende construirse la imagen del Chávez "bueno", el Chávez "tolerante", tomando lo bueno del presente gobierno y quitando lo malo (que es la estrategia de toda la oposición, dicho sea de paso), pero la final esta estrategia lo lleva a ser más papista que el Papa, a ser más chavista (eso sí, chavista "bueno") que los chavistas.


En base a esto es que pueden entenderse sus opiniones sobre las expropiaciones que ha venido haciendo el gobierno nacional:

La ocupación militar de las plantas de Heinz y Polar obliga a unas puntualizaciones.


"Obliga a unas puntualizaciones". Más bien obliga a un pronunciamiento editorial.

Al margen de una discusión de fondo sobre el tema de la cogestión y de su viabilidad, lo cierto del caso es que el gobierno ha expresado su intención de utilizar empresas industriales cerradas y fuera de servicio, por quiebra o por cualquier otra razón, para llevar a cabo experiencias cogestionarias, asociándose el Estado con los trabajadores (y en algunos casos, como el de Mishkin, en Tinaquillo, con los propios empresarios), con el fin de crear empleo y recuperar el tejido industrial, desarrollando nuevas formas de organización económica.


Hace bien el editorialista en evitar "una discusión de fondo sobre el tema de la cogestión y de su viabilidad" porque el gobierno está suponiendo que la cogestión sólo por el hecho de ser "cogestión" puede revertir o anular las causas que obligaron a cerrar o quebrar a ciertas industrias, y no nos dice nada sobre su propia opinión.

Para tal fin (repetimos, sin pronunciarnos sobre la viabilidad del proyecto), el gobierno puede, de acuerdo con la legislación vigente y previo pronunciamiento de un juez, expropiar empresas quebradas, indemnizando adecuadamente a sus propietarios. Lo que no puede es confiscarlas, arrebatándolas por la fuerza, a sus dueños. La Constitución garantiza el derecho de propiedad y si bien no puede obviarse, de acuerdo con ello, la llamada ?función social de la propiedad? (ya establecida anteriormente tanto en la Constitución adeca del 47 como en la consensual del 61), tampoco se puede anular el principio constitucional sobre el derecho de propiedad privada.



Y aquí está la piedra de toque donde se estrellan todos los conceptos de la izquierda (buena o mala) sobre la propiedad privada. También "sin pronunciarnos sobre la viabilidad del proyecto", lo que interesa aquí no sólo es que todo se haga según las "reglas de juego", mero formalismo que puede justificar cualquier cosa, sino que sería bueno que el editorialista nos explicara qué "función social" o interés público puede tener expropiar una empresa cerrada o "improductiva". Aunque todo se haga según la Constitución y las leyes mandan, por ningún lado se explica que supuesto beneficio traerá comprar algo por la fuerza ("expropiar") para dedicarlo a otra actividad o, peor aún, a la misma. Porque si se trata de la primera opción (otra actividad productiva), no se entiende porque tiene que realizarse en una determinada propiedad existente habiendo tantos terrenos a la venta o en manos del Estado; y si es la segunda (la misma actividad), no se explica cómo esta vez va a ser exitosa una industria que tuvo que cerrar; y en todo caso nunca puede justificarse utilizar un recurso tan delicado como las expropiaciones contra bienes y propiedades particulares por motivos tan futiles como las cogestiones.


Más allá de fijar posición en cuanto a exigir que se respeten las reglas del juego, el tema de las expropiaciones es una buena oportunidad para replantearse esa figura tan difusa que permite un uso tan caprichoso.

[...]
4) Dentro de este orden de ideas, son diferentes los casos de empresas cerradas a los de empresas en plena producción. Una cosa es la ocupación de Heinz, cuyas instalaciones están fuera de servicio y cuya intervención (aparte del efecto negativo que produce la violación de la ley por parte del gobierno) no afecta en lo inmediato el proceso productivo, y otra muy distinta la de Polar, planta en plena producción, cuya intervención paraliza las actividades productivas y configura un caso de pura y simple arbitrariedad y un atropello al derecho constitucional de propiedad.


Como para que no queden dudas sobre la debilidad de la propiedad privada en Venezuela, Teodoro nos explica que existen diferentes calidades de propiedad privada, de tal manera que si usted tiene en su casa una habitación desocupada ("improductiva") no debería verse con malos ojos que sea expropiada para que tenga una "función social".

5) Más allá de lo estrictamente legal y constitucional, en el plano político-económico, este tipo de actuaciones, de un ultraizquierdismo infantil (para no pensar que existan otras motivaciones, propias de Al Capone, sobre las cuales ruedan rumores inquietantes), apuntan a un mayor debilitamiento de la actividad económica y a una caída aún mayor de la inversión productiva, con las terribles consecuencias sociales, en términos de desempleo y empobrecimiento, que ello comporta. Una cosa es la ley y otra el bochinche.


Una cosa es la ley y otra la revolución , camarada.

Descarga de Klaus Meyer a las 3:09 p. m.

2 Retruques:

Anonymous Anónimo dijo...

¿Estabas de vacaciones?

4:56 p. m.  
Blogger Klaus Meyer dijo...

Sip

7:49 a. m.  

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